viernes, 28 de noviembre de 2014

Una triste despedida?? (historia)




Era un extraño colegio, el cual se jactaba de su superioridad. En él se encontraban los supuestos secretos para el éxito internacional. Pero era una escuela vacía, una rigidez sin límites, un desconocimiento completo y una tristeza absoutista. No había amigos, no habían grupos, no había unión. El único color presenciado era el gris. El gris de las paredes, el gris del pavimento, el gris de la decepción.


Un día mas, un día menos, todos salían corriendo. Nadie tenía interés en mantenerse en un lugar tan frío y solitario. El lema susurraba "Soy tu segundo hogar", cuando en realidad nadie se creía esa supuesta verdad. La monotonía reinaba en el lugar, las motas de polvo reían sin parar de la desgracia ajena. Pero no había nada que hacer. ¿O sí?. No había esperanza, pues se había extinguido años atrás. No había nada que hacer.

Katherine se sentaba sola en un lugar y pensaba. Estudiaba por su cuenta, asuntos diferentes a las metodologías estudiantiles del hostil colegio. Escuchaba música, pensaba y sonreía a la nada. No había nada que hacer.


Y un día, todo cambió.



Esta escuela tenía programas de intercambio, un niño nuevo llegó. Estaba lleno de esperanza, lleno de color y de decisión. El quería transmitir eso a los demás, ayudarlos hasta que todos pudieran cantar y entusiasmarse por los diferentes conocimientos que los esperaban ahí afuera.


Sin embargo, un problema surgió. La realidad era que no existía comunicación, él era un punto aparte en ese colegio, pues no hablaba el mismo idioma, pues todo de él era diferente a los demás. Pero no se dió por vencido. Tímidamente sonrió a Katherine y en un agraciado alemán la saludó: "Hallo." No esperaba ninguna respuesta, mas Katherine levantó su mirada, ruborizada y exclamó: "Hallo, Ich bin Katherine, und Du?".

En ese momento, el colegio no fue el mismo. Katherine entabló primero una conversación con el chico, el cual se llamaba Bill y después entabló una amistad. Entre los dos pudieron romper las barreras de las fronteras internacionales, de los idiomas y cambiaron el triste curso de ese colegio. Pronto, todos conocían no sólo a Katherine y a Bill, si no que se comunicaban entre ellos en múltiples idiomas, sonreían y trabajan juntos. Y por primera vez, aprendían de verdad.

Entendieron entonces, que los secretos del éxito no estaban en el colegio, si no que eran formados ahí, por ellos mismos.


Pero como las cosas no duran para siempre, el tiempo de Bill en ese colegio se terminó y una triste despedida tuvo que llevarse a cabo. Sin embargo, cada uno tuvo una enriquecedora experiencia, la cual fue, que no hay barreras que impidan la comunicación, pues existen muchos idiomas que se pueden aprender y se pueden traducir.



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